una dedicatoria al libro Nuestra Familia
En siete generaciones, somos una especie en extinción, una vez en una reunión familiar dije esto y algunos mayores pensaron, que los estaba mandando a la tumba, muy por el contrario quise decir, y digo ya casi no quedan familias numerosas, donde puedan coexistir cinco generaciones respirando al mismo tiempo, sobre un rincón del planeta, hijos nietos bisnietos tataranietos, tatara-tataranietos, 466 descendientes directos, sin duda somos una especie en extinción, como se extinguen el oso polar, el pájaro campana, el loro nuca escamada, el pato puna, la garza, charona, el ciervo de los pantanos, la vicuña o el huemul, en el siglo pasado eran multitudes por tanto, así como se creó un world wildlife fund, para la defensa de la naturaleza.
* Hay que cuidar la familia quise decir y digo que privilegio pertenecer a ésta. Legacy es un buen modelo de automóvil, legado es la herencia valórica de nuestros antepasados que nos han permitido recorrer miles de miles de kilómetros, sin pannes o cuando por imprudencia fallamos llevamos en la maletera buenos repuestos principios valores que al utilizarlos nunca nos dejan a la deriva. Una vez en otra reunión familiar también dije esto. Las postas se ganan o se pierden en el paso del relevo el punto de crisis, cuando el que va corriendo extiende la mano hacia delante, y el que está adelante comienza a correr con la mano extendida hacia atrás mirando la meta, es el momento en que los padres pasan el báculo a los hijos se requiere destreza de atleta y harto entrenamiento es decir diálogo. No pocos pierden la carrera en esa instancia. Es de esperar que no tropiecen donde nosotros nos caímos, el que está corriendo y llegando a sus días confíe en quien comienza la carrera, y el que comienza la carrera acepte el testimonio del que ya tiene la experiencia del tramo recorrido, difícil, muy difícil superar las vallas de los abuelos, cimentaron una generación notable con dieciséis pilares, sus hijos, nuestros padres, saltaron muy alto en diferentes direcciones, cada cual en lo suyo brillando dejando en las estepas huellas indelebles, uno a uno serán recordados por los nietos en este ahora un rato más. La tercera generación 72 más dispersa ha resaltado en la heterogeneidad lo plural unido en las aguas de la piscina del Monte. Las miradas en el agujero del camarín, a mi me consta las que se iniciaban desde el de varones, no se si las primitas harían lo mismo en sentido contrario, agujeros tapados por el golpe imperativo del anillo de la Titita en el vidrio, de la galería sentada en su trono mecedora. Todo lo auscultaba con intuición de matriarca anticipada a este siglo mujeril.
* Hay que cuidar la familia quise decir y digo que privilegio pertenecer a ésta. Legacy es un buen modelo de automóvil, legado es la herencia valórica de nuestros antepasados que nos han permitido recorrer miles de miles de kilómetros, sin pannes o cuando por imprudencia fallamos llevamos en la maletera buenos repuestos principios valores que al utilizarlos nunca nos dejan a la deriva. Una vez en otra reunión familiar también dije esto. Las postas se ganan o se pierden en el paso del relevo el punto de crisis, cuando el que va corriendo extiende la mano hacia delante, y el que está adelante comienza a correr con la mano extendida hacia atrás mirando la meta, es el momento en que los padres pasan el báculo a los hijos se requiere destreza de atleta y harto entrenamiento es decir diálogo. No pocos pierden la carrera en esa instancia. Es de esperar que no tropiecen donde nosotros nos caímos, el que está corriendo y llegando a sus días confíe en quien comienza la carrera, y el que comienza la carrera acepte el testimonio del que ya tiene la experiencia del tramo recorrido, difícil, muy difícil superar las vallas de los abuelos, cimentaron una generación notable con dieciséis pilares, sus hijos, nuestros padres, saltaron muy alto en diferentes direcciones, cada cual en lo suyo brillando dejando en las estepas huellas indelebles, uno a uno serán recordados por los nietos en este ahora un rato más. La tercera generación 72 más dispersa ha resaltado en la heterogeneidad lo plural unido en las aguas de la piscina del Monte. Las miradas en el agujero del camarín, a mi me consta las que se iniciaban desde el de varones, no se si las primitas harían lo mismo en sentido contrario, agujeros tapados por el golpe imperativo del anillo de la Titita en el vidrio, de la galería sentada en su trono mecedora. Todo lo auscultaba con intuición de matriarca anticipada a este siglo mujeril.
* Como no hay primera sin segunda, y la sangre sigue corriendo entre las venas de esta estirpe
hay tinta y pluma para rato. Se podría escribir un segundo tomo de esta biografía familiar con los sueños inconclusos, los anhelos truncados por algún turbión, las ideas prematuras, los comentarios de esta reunión y lanzamiento, las anécdotas del Monte, algunas ya registradas en la memoria colectiva en mails que circulan, como noticias presentes en la sección hace 50 años
como las carreras de Quicote en la gringa y la muñeca, los romances en los asientos de troncos bajo el nogal del calvario, los paseos a la Manresa, los partidos de tenis en la parcela del frente
las visitas furtivas a la mina de Naltahua, madrugadas y trasnochadas, repletas de música juegos aventuras y esperanza. Canastas de manzanas higos peras por montones bajo los pinos, las marraquetas dominicales después de misa en la plaza cuando no había capuchino ni Theodoro Draten que oficiara en la parcela, Las procesiones a la gruta pellizcando uvas rosadas en la ruta ave maría el carrito del comedor trasladando gredas calientes el pastel de choclo de tantos veranos que iluminaron de fuegos el alma carbones todavía encendidos.
* La cuarta generación 205 nuestro hijos necesitan de esta biografía
de encuentros como hoy
de árbol genealógico
de credenciales y números clasificados para no perderse entre tantas ramas
de ir tomando roles protagónicos como la autoría de este libro
los intermedios musicales
el control del sonido
maestros de ceremonias
almuerzos y cenas compartidas
para recibir este amor genético
sanguíneo
para que se animen
para que se inspiren
para que imiten este privilegio cada vez más en desuso
de formar familia
la quinta 169 necesitará de estas fotografías multicolores que hoy registran este evento scanneadas en su palm
algún abuelo del mañana le contará historias de sus antepasados
para distraer su llanto
la sexta 4 habituada al ciberespacio
necesitará un columpio de madera y cordel de cáñamo
como el que nosotros nos columpiamos
y un montón de arena para proyectar sus sueños
sus viajes
construir túneles y puentes con hojas y cortezas de eucaliptos
surcar los mares en cáscara de nuez
formando huracanes y naufragios con el soplo de su boca
disipando nubes
haciendo salir el sol para calentar fríos y dolores
para contrarrestar las guerras
para detener misiles
para hacer caer sacos de trigo desde aviones de papel
para que no se pierda la imaginación de niño
sin la cual no hay mañana
ni esperanza de un mejor amanecer
la séptima generación
aún no ha abierto los ojos a esta familia inextinguible
leerá con admiración este libro testimonial
los Mardones-Restat
que también para ellos
hoy día dedicamos.
hay tinta y pluma para rato. Se podría escribir un segundo tomo de esta biografía familiar con los sueños inconclusos, los anhelos truncados por algún turbión, las ideas prematuras, los comentarios de esta reunión y lanzamiento, las anécdotas del Monte, algunas ya registradas en la memoria colectiva en mails que circulan, como noticias presentes en la sección hace 50 años
como las carreras de Quicote en la gringa y la muñeca, los romances en los asientos de troncos bajo el nogal del calvario, los paseos a la Manresa, los partidos de tenis en la parcela del frente
las visitas furtivas a la mina de Naltahua, madrugadas y trasnochadas, repletas de música juegos aventuras y esperanza. Canastas de manzanas higos peras por montones bajo los pinos, las marraquetas dominicales después de misa en la plaza cuando no había capuchino ni Theodoro Draten que oficiara en la parcela, Las procesiones a la gruta pellizcando uvas rosadas en la ruta ave maría el carrito del comedor trasladando gredas calientes el pastel de choclo de tantos veranos que iluminaron de fuegos el alma carbones todavía encendidos.
* La cuarta generación 205 nuestro hijos necesitan de esta biografía
de encuentros como hoy
de árbol genealógico
de credenciales y números clasificados para no perderse entre tantas ramas
de ir tomando roles protagónicos como la autoría de este libro
los intermedios musicales
el control del sonido
maestros de ceremonias
almuerzos y cenas compartidas
para recibir este amor genético
sanguíneo
para que se animen
para que se inspiren
para que imiten este privilegio cada vez más en desuso
de formar familia
la quinta 169 necesitará de estas fotografías multicolores que hoy registran este evento scanneadas en su palm
algún abuelo del mañana le contará historias de sus antepasados
para distraer su llanto
la sexta 4 habituada al ciberespacio
necesitará un columpio de madera y cordel de cáñamo
como el que nosotros nos columpiamos
y un montón de arena para proyectar sus sueños
sus viajes
construir túneles y puentes con hojas y cortezas de eucaliptos
surcar los mares en cáscara de nuez
formando huracanes y naufragios con el soplo de su boca
disipando nubes
haciendo salir el sol para calentar fríos y dolores
para contrarrestar las guerras
para detener misiles
para hacer caer sacos de trigo desde aviones de papel
para que no se pierda la imaginación de niño
sin la cual no hay mañana
ni esperanza de un mejor amanecer
la séptima generación
aún no ha abierto los ojos a esta familia inextinguible
leerá con admiración este libro testimonial
los Mardones-Restat
que también para ellos
hoy día dedicamos.
Francisco Rivera Mardones